Dos mundos diferentes superficialmente que comparten una esencia, inspiradores de tanta pasión, ciencia y relatos. Belleza cautivadora de las almas de los seres humanos.
The sky:
El cielo siempre ha sido su refugio de color azul celeste que se continúa con un universo infinito, tal y como le gustan las cosas, por ejemplo... Sentir, pensar y amar sin condición ni altura más allá de lo que se atreva a soñar, un ambiente increíblemente libre, con miles de criaturas aladas, salvajes y feroces, con el simple y maravilloso deber de procrear y enseñarles a sus crías que todo cuanto han de hacer es volar alto y libres, sin nada por encima de ellos, en la cumbre del mundo, donde son iguales a las criaturas capaces de volarles a la par, sin las preocupaciones de rendirle cuentas a nadie, de saberse dueños de su destino.
The sea.
El mar... qué podemos decir de ese lugar tan fascinante y curioso, ajeno a la vida humana que estremece el corazón y hace sentirse en paz con su elemento. Todo hábitat marino es sobrecogedoramente bello y peligroso, donde sus criaturas deben ser autosuficientes desde el momento de su nacimiento. El misterio es intrínseco a la esencia de los océanos, la fascinación por conocer ese mundo que ha hecho suyo, al sentirse en sintonía con peces y algas, que comprenden más su corazón que una sociedad edificada que ha ahogado la tierra en un extenso manto de asfalto. Sentir la amargura de la soledad, la incompresión y aislamiento de la sociedad nunca ha supuesto un problema, ha hecho suya la compañía de las cálidas y vívidas corrientes marinas, hogar de los seres errantes, de las almas perdidas.
Ambos, dos mundos diferentes comparten la misma esencia de la vida. Cálidos rayos de sol nutren y alimentan el alma de cada uno de estos mundos. Azul celeste símbolo de las delicadas y complejas formas que adoptan las bellas y nobles criaturas que habitan el firmamento, y azul mar profundo traducción de los turbulentos e intensos sentimientos que pululan y habitan el corazón de un ser puro, cuyas criaturas adquieren bellas y muy personales formas, siendo un toque distinto y único de la existencia.
Dos mundos en uno en el extremo de la imaginación, en el limbo de la realidad, al final del horizonte, poniente.
Anexo: Significado del término poniente, deriva del latín "ponentis" que se puede traducir por "donde se pone el Sol"
Me encanta esta reflexión, cómo alberga un cobijo la naturaleza para nuestros sentimientos, creo que el mundo nos recibe y nos da a conocernos entre nosotros. Bravo por esta y otras más recientes que he leído! (I´m Seyer del revés)
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