Es relativamente sencillo de escuchar los sonidos triviales que rellenan el vacío inmenso que existe a tu alrededor, otorgando su sentido en cierto modo a la distancia insalvable que te aísla de cualquier contacto con otro ser humano.
Un muro de espinas construido con las esquirlas que desprendidas de tu propio corazón a base de puñaladas y decepciones de la amistad, la humanidad y la sociedad en general. Una barrera infranqueable, insoportablemente perfecta y efectiva, una burbuja emocional que contiene los verdaderos sentimientos de tu yo real.
Un alma con:
Pensamientos extraños a la luz de la aurora
con oscuros fragmentos de piel de alondra.
Recuerdos lejanos de planes aplazados
dulce sustento de los sueños olvidados.
Te acabas acostumbrando a la soledad, al vacío existencial, a renunciar a experimentar algo mínimamente real de tal forma que acabas aferrándote a la desesperanza mientras todas tus emociones abrazan un dulce sopor que resuena musicalmente en tu mente como una letanía lejana, tan breve, ligero y nimio como el sueño de unos estorninos las noches de primavera.
Por eso es tan difícil ignorar un aura peculiar, invasora, depredadora de almas ocultas, una mirada tan transparente como profunda e inquisidora. Unos ojos destinados a leerte, a entenderte y comprenderte, una visión que traspasa más allá de las barreras físicas y mentales, capaz de sortear todas y cada una de tus trampas que ofrecían una versión simulada, una farsa de cada uno de tus posibles salvavidas.
Ese es el momento en el que te invade una dulce melancolía, y recuerdas el sabor de aquellos sueños sosegados, todavía vedados para una persona que pensaba que se había rendido, que dejaría de luchar y sufrir por unos ideales que iban más allá de lo que una existencia terrenal parecía capaz de ofrecer. Una suerte de antihéroe que jamás llegaría, una conexión exigida no escrita que desaparecería junto a su vida extinguida.
Una persona que apostó ante la vida que era posible algo mejor, que lograría encontrar sus sueños reflejados en la luz de otro ánima penando sobre la faz de la tierra. Una apuesta basada en unos dados trucados, una suerte de maldición que le impediría tener control alguno sobre sus sentimientos, de tal forma que ésta le estalló directa en el corazón.
Bendita rendición, torrente imparable de emociones provocadas, arrastrada por el caudal que tratas de contener con tu voluntad, perdiendo el control, en una sola dirección. Una energía tan sobrecogedora como poderosa, que hace brillar hasta casi reventar cada célula de tu cuerpo, un sentimiento tan grande que peligra en un recipiente tan limitado y pequeño como es tu cuerpo. Una avasalladora experiencia de las emociones que has esperado sentir toda tu vida, cada fibra de tu ser vibra en resonancia con el acorde de una melodía a dos alterando tu realidad y tus sentidos, permitiéndote percibir una inmensidad en un frágil recipiente de cristal.
Un fuego eléctrico que consume todos los esbozos de tus defensas, mientras tu corazón late desaforadamente y te arde la piel, tus reservas de agua sólo extienden la destrucción por todo aquello que todavía sigue en pie, dejando indefenso hasta el último circuito cerebral, vulnerables ahora al enlace, a la conexión de dos seres, a la unión de un nexo vital. Te sientes tan sobrepasada física y mentalmente ante la tormenta que tu personalidad comienza a aflorar, a incubar la metamorfosis de tu verdadera forma final.
Mi alma espera ese momento en el que el dolor desaparezca, todas las sombras amainen y el vacío vital se convierta en una anécdota para poder formar parte del viento que admiro y volar lejos, al lugar donde se cumplen los sueños, conocer su paraíso y porte con él la esencia de una vida plena, el aroma que erizará tu piel.
Me quedo con aquellos pequeños momentos en los que se detiene el tiempo, universos paralelos que se congelan al brillar, los cimientos de una futura y bella amistad. Partes de mí que van en ellos, instantes que estoy condenado a recordar, por formar parte de las mil y una maravillas que componen mi felicidad.
La tormenta eléctrica con sus rayos un futuro iluminará, dos almas afines consumirá y sus truenos susurrarán al pasar: "Solo es cuestión de tiempo, lo inevitable sucederá."
No existe fuerza humana, oscura o divina capaz de alterar una naturaleza predeterminada, de cambiar las leyes descritas que componen nuestro universo sin hacerlo reventar.
"Dos caminos orientados ahora están
enfrentando su magia zodiacal,
dos destinos que unificar
We are poles apart"
No hay comentarios:
Publicar un comentario